Cómo funciona

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jueves, 2 de junio de 2011

Fríamente Calculado

"El Arte de la Guerra" es un libro que tiene un valor personal enorme para mí. Lo leí y analicé por primera vez en la universidad bajo la guía del Profesor Edgar Pérez, a quien admiro y respeto mucho. Cada vez que lo he leído, me ha dado un arma distinta para batallar distintas situaciones en cualquier ámbito de mi vida.

Esta vez le agradezco a Roberto por contarnos su interesante historia al dejar este libro en la calle; su objetivo, su particular manera de hacerlo y el lugar donde lo dejó fueron tan estratégicos como cualquier táctica bélica de las que describen en el libro. A continuación, él mismo nos cuenta su historia:

"Hasta que finalmente me decidí a hacerlo y dejé un libro. No era el libro que había escogido originalmente, pero de igual manera cumplió su propósito. Al no poder contar con mi primer libro seleccionado para esta tarea, tuve que buscar algún otro que, a mi manera de ver las cosas, representara algo que pudiese contribuir con esta noble campaña. El título y autor: El Arte de la Guerra de Sun Tzu.

Aunque el libro realmente trata sobre estrategia militar y técnicas de guerra y cómo enfrentarla, considero que perfectamente es aplicable a cualquier situación de conflicto en la que los seres humanos solemos meternos. Sus enseñanzas van más allá de la guerra literal. Es un libro que nos enseña cómo entender mejor los orígenes del conflicto y como posicionarnos emocionalmente ante este. Y el lugar en dónde decidí dejarlo fue, en mi humilde opinión, acorde al contexto del libro: un consultorio de terapia emocional.

Creo que ese lugar es perfecto para un libro como ese, a donde la gente acude precisamente para librarse del conflicto y las guerras internas. En algún momento hubo cierto morbo en la ironía de dejar ese libro en ese preciso lugar. Cumplida la tarea puedo decir que ha sido una experiencia nueva, interesante y muy gratificante. Agradezco a la Chinita por haberme contado de su campaña y espero que mi granito de arena haya servido de ayuda.

Desde la emoción-miedo-confusión de decidir el libro y el lugar, hasta el poder ver cómo al volver al sitio del crimen ya el libro no estaba. Eso me emocionó. Pero más emoción fue poder ver a la persona que con dedicación leía el libro encontrado que tenía en sus manos. Leía el libro y a veces repasaba las instrucciones. Espero que le sea de mucha ayuda como en su momento lo fue para mí…

Es un comienzo… y definitivamente una experiencia muy interesante y por completo repetible. Ahora, a ver de arriba abajo mi escasa biblioteca y decidir quién será la próxima víctima…

Aquí les dejo la evidencia gráfica del asunto…"

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